Ante el 97° Aniversario de la Reforma Universitaria

Estamos transitando un nuevo 15 de junio, y esta fecha nos lleva irremediablemente a repensar la Reforma Universitaria y los conceptos que dicha conquista trajo hasta nuestros días. Los jóvenes reformistas de 1918, en un mundo convulsionado por guerras y revoluciones, entendieron que era tiempo de construir libertades para toda Latinoamérica y que esto sería imposible si quienes detentaban el “poder del conocimiento” seguían siendo los que defendían la idea de un “mundo para pocos”.

El proyecto reformista implicó una bisagra cultural para las Universidades, que luego fue propagado por Latinoamérica entera. El proyecto reformista representó una renovación en conjunto de los contenidos de la enseñanza, los fines de la institución y su vinculación con el entorno social. El hilo conductor de todas las transformaciones fue la democratización de los espacios del saber, esto es, tanto en lo referido a la producción como en cuanto a su difusión mediante la búsqueda de incluir a todos los sectores postergados de esa Argentina que nacía.

La conmemoración de esta fecha no es puramente simbólica. Nos encontramos en una coyuntura política en donde la educación sigue en deterioro y los índices de llegada a los estudios de grado sigue siendo baja. Hoy sigue vigente el desafío que planteó la Reforma de concretar una Autonomía Universitaria, muchas veces escatimada por el Gobierno Nacional en términos presupuestarios, y a la vez construir una Agenda Nacional consensuada en la que se coordinen los esfuerzos para que el Sistema Universitario sea estratégico en el desarrollo nacional.

Por último, se mantiene una Ley de Educación Superior que necesita una rediscusión a la luz de la experiencia y del futuro que nuestra Sociedad puede tener si se lo propone.

La Universidad pública argentina tiene una enorme responsabilidad en formar los profesionales de mañana y ampliar el horizonte de conocimiento, en uno de los pocos países que mantiene un sistema predominantemente publico.

Es imperioso pensarnos en el marco de la construcción de una SEGUNDA REFORMA para nuestra Universidad, que no deje por fuera a nadie, que contenga todos los saberes posibles a partir del reconocimiento de las diversas perspectivas de construcción y difusión de saberes. El conocimiento es en el siglo XXI el capital primordial, causa de igualdad y desigualdad entre los países del mundo así como a lo interno de nuestras sociedades. En este contexto, el proyecto reformista debe contener todas las intenciones de cambio, de mejora, de perspectiva hacia una nueva construcción educativa posible.

Hoy convocamos a seguir tomando este desafío histórico que se nos presenta, al abandonar la Universidad sin rumbo que nos dejó el proyecto educativo neoliberal que aún hoy se mantiene en algunas de sus facetas. Convocamos a la comunidad universitaria, entendiendo que la obra de aquellos jóvenes cordobeses se encuentra más vigente que nunca.

Caminemos juntos hacia una Segunda reforma.

MNR - Mesa Nacional