100° aniversario del "Grito de Alcorta"

A fines del siglo XIX Argentina se transformó en uno de los principales exportadores mundiales de productos primarios con un espectacular crecimiento económico de la mano de las nuevas tecnologías en transportes, el incremento de la fuerza de trabajo a través de la inmigración y las políticas económicas impulsadas por el Estado Nacional recientemente consolidado. Sin embargo, de la mano de ese crecimiento comenzaron a emerger distintos conflictos sociales una vez que, a principio de siglo, la nueva sociedad se fue estructurando y los diferentes grupos definieron su fisonomía. Entonces, los reclamos sectoriales por una sociedad más justa comenzaron a cobrar forma y pudieron expresarse.

El 25 de junio de 1912  estallo la protesta rural, protagonizada por los chacareros por primera vez organizados que,  reunidos en asamblea en el local de la Sociedad Italiana de Alcorta, declararon la huelga general por tiempo indeterminado. La huelga rural que se conocerá como el "grito de Alcorta" duraría casi cuatro meses. El conflicto se inició en la provincia de Santa Fe, pero se extendería a los territorios de Buenos Aires, Córdoba y La Pampa. Los chacareros se negaron a levantar la cosecha a menos que los propietarios satisficieran ciertas condiciones: contratos más largos, rebajas en los arriendos, y otras cuestiones que hablan  del tipo de explotación a que eran sometidos, como el derecho a contratar libremente la maquinaria para la cosecha o a criar animales domésticos. Los resultados obtenidos fueron parciales, pero el saldo más importante fue su espíritu de lucha frente a las injusticas que imponía la oligarquía terrateniente, meyores derechos para cultivar la tierra, el inicio de un movimiento cooperativo entre los productores y la constitución de la Federación Agraria Argentina.

Desde el MNR entendemos que nuestro mejor homenaje al Grito de Alcorta es trabajar mancomunadamente por un proyecto nacional agropecuario que implique el reconocimiento de lo que significa la actividad agropecuaria para el crecimiento y el desarrollo sostenible del país; que priorice el diálogo efectivo entre organizaciones gremiales, técnicas y agropecuarias, trabajadores, Estados provinciales y Nación; que privilegie el desarrollo territorial y demográfico sustentable; y que afiance la ruralidad, unidad indisoluble entre campo  y ciudad, que nunca han sido ni serán antagónicas.